Pues esta fué la experiencia de los individuos que se sometieron al experimento que Solomon Asch llevó a cabo en 1951 sobre conformidad social e influencia de la mayoría. Los sujetos respondían en voz alta, colocados en penúltimo lugar de un grupo que, sin ellos saberlo, estaba de acuerdo con el experimentador. De modo que, cuando les llegaba el turno de responder, ya habían escuchado, al menos a cinco personas, decir claramente que; 1 es igual a b.
¿Tiene curiosidad por saber los resultados? Pues resulta que, ni más ni menos que, el 33% de los sujetos respondieron conformando su opinión a la de la mayoría. Ha leído bien, un tercio de la muestra respondió; 1 es igual a b. Lo cual nos indica que el sujeto se conforma a las presiones del grupo y lo que es peor, la gente llega a someterse a creencias y doctrinas contrarias a sus necesidades e intereses, y fácilmente se puede inducir a muchas personas a prestar apoyo a políticas y confiar su destino en una dirección cuyos motivos no comprende. “Las acciones de la gente pueden ser manipuladas.” De hecho, Asch llevó a cabo su experiencia cuestionándose si algo como la Alemania nazi se podría repetir.
Uno de los aspectos más significativos es que los estímulos presentados no tenían ninguna carga valorativa o emocional, es decir, eran simples líneas, no eran banderas, ni jugadores de fútbol o símbolos religiosos… y aún así, con simples líneas, se produjo la conformidad.
Existen muchos factores que analizar en este interesante experimento, pero quizá lo más importante sea lo que nos interpela a cada uno. Cuando oímos expresiones como; Una mayoría admitiría abaratar el despido para salir de la crisis, La sociedad acepta el aborto, Según las encuestas va a ganar las elecciones tal partido, o la mayoría de los encuestados practica la masturbación…
Lo más sano, en principio, es preguntarse y YO qué pienso, para así comenzar a formarnos una personalidad más fuerte, y menos dispuesta a conformarnos a la primera de cambio.
Así que, recuerde La voz de la mayoría ha de callar cuando le toca hablar a la conciencia (Gandhi).
José Manuel Cidre (Licenciado en Psicología)
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