Nació en Estocolmo; ha dado la vuelta al planeta y se ha convertido en todo un ‘furor’ para los amantes de las zapatillas y el medio ambiente. El ‘PLOGGING’, que ya practican decenas de miles de personas en varios estados del mundo –en concreto, más de 20.000 en 100 países según un reciente artículo del ‘Washington Post’- ha llegado a la escuela; al menos a la nuestra… Su dinámica es simple. Hace más bulto el término que la idea, como suele ocurrir con tantos otros ‘palabros’ que importamos del ámbito anglosajón o, en este caso, ‘nórdico-sajón’… Para los puristas y aficionados a la disciplina, el ‘plogging’ consiste básicamente en recoger desechos –plásticos, latas, envases, etc.- mientras se practica ‘running’ de manera que cultivamos el cuerpo, al tiempo que le hacemos un favor a la naturaleza. Por tanto y, más allá de la etiqueta que queramos ponerle al asunto, desde luego se trata de un ejercicio recomendable, cívico y de servicio público…
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